Esa es la cuestión
De todos los debates que hemos podido ir compartiendo, este se podría considerar el más controvertido.
Por suerte, dentro de nuestro grupo teníamos opiniones a favor de ambas vertientes.
Para poder desarrollar correctamente el blog, haremos un planteamiento de ambas corrientes.
Acelerar el desarrollo cognoscitivo
Para defender esta argumentación empezaremos con una frase que todos conocemos, “de pequeños somos esponjas y tenemos mayor facilidad de aprendizaje”.
Ya que de pequeños, tenemos la ventaja de ir aprendiendo de forma natural a partir de la experimentación, de las explicaciones, sin bloqueos, evaluaciones o vergüenza (que podamos desarrollar de mayores), ¿por qué no aprovecharlo?
Por ejemplo, si de pequeños empezamos a oír una lengua extranjera o diferente a la materna lo más probable será, que de mayores lo consideraremos algo común, sin vergüenza ni conflictos con nosotros mismos, por desconocer dicha lengua o no saber expresarnos bien. Con eso, nos referimos a que cuando ya llegamos a primaria y/o secundaria, empezamos a ser conscientes, con la propia adolescencia, pubertad empezamos a sentir vergüenza, intrusismo, los conflictos sobre nuestra identidad y eso nos puede crear un bloqueo e impedir un buen desarrollo cognoscitivo.
Por eso defenderíamos la aceleración, como la opción de ofrecer más conocimientos a los niños, hay que reconocer que no todos los niños tienen las mismas capacidades ni ritmo de desarrollo, pero por eso, existen los refuerzos tanto escolares, familiares o de los propios compañeros y de ellos mismos, claro está.
Dentro de la voluntad de cada cual, se puede llegar a alcanzar grandes metas, si creemos que podemos.
Como contra argumentación ante la NO aceleración del desarrollo cognoscitivo ponemos un ejemplo:
Si un niño le dejamos que vaya desarrollándose a su tiempo y por ejemplo estamos cuatro días explicando un mismo concepto cuando en realidad sólo sería necesario un día (como algo estandarizado), estamos permitiendo que el niño se relaje y que no se esfuerce. Es verdad, que más vale que aprenda un concepto correctamente. Pero quizás, si el niño aprende el concepto siguiente, le sea más fácil comprender ése concepto que tardo cuatro días en comprender.
A menudo sucede, que te explican un concepto, un conocimiento u otros, varias veces consecutivas y aún así no se logra comprender. Y si aceleramos el desarrollo y explicamos el concepto siguiente es posible que nos sea más fácil comprender el anterior.
La aceleración no es eficaz
¿Queremos crear máquinas que respondan, sí o no, porque así les hemos enseñado?
Es una frase fuerte y complicada. Pero realmente, a un niño que pretendemos acelerar su desarrollo cognoscitivo y que aprenda más de lo que debería, sin tan si quiera comprender lo que está aprendiendo, ¿de verdad resulta factible?
La no aceleración, permite que los niños vaya a aprendiendo a su ritmo, pero comprendiendo aquello que están aprendiendo.
Está claro que un niño crece viendo a los familiares, profesores y ambiente en que desarrolla, pero es más lógico permitir que un niño comprenda en qué ambiente se desarrolla antes de saber, por ejemplo que en el mundo hay seis continentes, sin saber tan si quiera que es un continente.
Hay que permitir que el niño vaya aprendiendo según lo que ve e ir desarrollando su mente y nivel de comprensión. Así, será capaz de tener su propia opinión y poder reflexionar sobre una cuestión o cualquier conflicto que se le presente.
En definitiva…
Lo que está claro es que los extremos no son buenos, por lo que posicionarse completamente en una u otra teoría no sería lo más acertado. Pensamos que lo preferible es una posición intermedia: acelerar el desarrollo cognoscitivo a aquellos niños que vayan más adelantados y no acelerarlo a aquellos que les cueste más llevar a cabo el proceso de aprendizaje, pues un aceleramiento les puede conllevar frustraciones y dificultarles aún más este aprendizaje.